Literatura Salvadoreña Wiki
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Suecia 8

De izquierda a derecha Yanira Soundy y Fátima Stubig

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A continuación presentamos algunos textos del libro "Manos Mágicas" de la escritora Yanira Soundy. Esta obra pretende sensibilizar a las personas lectoras sobre la temática de la "discapacidad" y derechos de los niños y las niñas en una sociedad discapacitante.

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MANOS MÁGICAS

Por Yanira Soundy

a Fátima Stübig

Sus manos, nubes blancas que invitan a jugar piñata con el lobo y los pollitos.

Mariposas azules de un vestido nuevo. Lunas de azúcar en la ventana.

Dos dulces que dicen mica a las crayolas. Un sol y un brillo con pizarras blancas.

Ellas rompen el silencio, y buscan entre los labios las palabras, son un mundo de colores pequeños y gordos, colores de grama, agua, manzana y naranjada.

Ellas le hablan del viento y de la lluvia, de la barquita que se aleja, y del avión que corre sin zapatos a las estrellas.

Rompen su enojo y la tristeza, y le acarician la voz con su ternura.

Son muñecas, queso, pan dulce, bolsón y galletas, letras y números para el cartón de sus montañas.

Sus manos, vuelan en el aire para hablarle de cuentos y hadas. Países mágicos, donde los caballos tienen alas y las flores pies. Países mágicos donde los niños corren y cantan a una sola voz.

Sus manos, vuelan en el aire y le llaman a clase.

-Empecemos de nuevo: uno, dos, tres.

Dos pajaritos blancos vuelan y llegan a la Virgen.

La niña dice "mamá" y su voz de juguete se columpia en un enorme arco iris de frutas.

¡El sol ha empezado a iluminar el horizonte!

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La lengua de señas es fundamental para el desarrollo de todos los menores sordos y en la comunicación con su familia. Si tienes hermanos sordos enséñales español, aprende su lenguaje y disfruta de su compañía viendo películas con subtítulos.




LAS CHICHARRAS

Por Yanira Soundy

El lago de Coatepeque dormía en calma. Los árboles cargados de nísperos y aguacates parecían llorar con el chillido de las chicharras. Era Semana Santa. y la pequeña cabaña iluminada tenía olor a tortillas recién hechas. ¡Qué delicioso comeríamos tortillas con queso de coajada y frijolitos parados para nuestro desayuno!. Hacía un poco de frío así que yo decidí no levantarme tan temprano para ir a pescar con mi papá. Lo alcancé a ver seleccionando a los chimbolos más grandes y a las lombrices de tierra más gordas, para usarlos como carnada con las mojarras. Mi mamá platicaba con tía Ina y yo no ponía atención a su conversación. Solo miraba a través de la ventana las lanchas y los esquiadores haciendo piruetas en el lago. Era hermoso imaginar en el agua las vocales dibujadas por los esquis y al fondo los anteojos del lago, escondiendo casas y quién sabe cuántos secretos.

Yo no entendía muy bien el significado de la Semana Santa, tenía cinco años y lo único que sabía era que las chicharras lloraban por alguien y morirían haciendo un sacrificio por algo. Me encantaba ir de árbol en árbol arrancando los cascarones de las chicharras muertas. Pero esa mañana algo me haría cambiar de opinión respecto a esos insectos. Mi hermano y su amigo René esperaron a que mi mamá y tía Ina me dejarán sola en el cuarto y empezaron a echar sobre mí chicharras vivas por arriba del techo. La lluvia de chicharras caía sobre mi cabeza y en mi espalda como si fueran enormes cucarachas. Habían cerrado la puerta del cuarto con llave y yo gritaba desesperada:¡ Auxilio!. No sé cuánto tiempo pasó desde que hicieron semejante travesura hasta que mi madre abrió la puerta, lo cierto es que desde entonces tuve horror a esos insectos. Lloré tanto que no recuerdo si castigaron o no a mi hermano y a su amigo.

Mi nana Alicia me quitó la pijama y echó calamina a mi cuerpecito tembloroso, luego me puso otra ropa y envolviéndome con una colcha me dio leche caliente, frijolitos y tortillas con coajada, entre lágrimas y sollozos comí el desayuno. Mientras tía Ina se encargaba de regañar a los causantes de mi tragedia. Esa Semana Santa nunca pude olvidarla. Papá pesco más de veinticinco mojarras y después de contarle lo sucedido, muy pacientemente me acarició la cara y comenzó a preparar el suculento almuerzo, su platillo favorito: sopa de mojarras.

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No debemos maltratar a nuestros hermanos, recordemos que cualquier daño físico o mental puede ocasionar un trauma difícil de superar. Recuerda que según la Convención sobre los Derechos del Niño, ningún menor puede ser objeto de medidas arbitrarias o ilegales en su vida privada, su familia, su domicilio o su correspondencia, ni de ataques ilegales a su honra y a su reputación.


¡Shhhh....!

Por Yanira Soundy

El señor silencio era tan grande que nos parecía una inmensa sombrilla celeste sobre nuestras cabezas. Todo –absolutamente todo-se había transformado en una enorme y fantástica visión.

En nuestra casa, los colores saltaban como puntitos de hilos y sin ir más lejos, nuestros zapatos sacaban sus lenguas una y otra vez: plash, plash, plash....

De pronto un aire fresco había entrado a nuestro escondite y de un zaz todos los cuadernos se abrían para dejarnos leer sus mensajes envueltos en sueños. Eran mensajes difíciles de entender: letras escritas con burbujas de aire y manos pequeñas. Todos ellos flotaban hasta entrar en las pantallas gigantes de color neón, que traducían al español hermosos poemas frente a las escuelas.

El silencio era tan grande, y las puntas de nuestros dedos demasiados pequeños, no podíamos lograr atraparlo...Así que después de jugar, nos acostamos sobre la grama del patio y vimos su silueta en las figuras hechas por las nubes: gatos, perros y trencitos de azúcar, coloreándolos con las flores y las frutas maduras de los árboles.

El señor Silencio realmente era inmenso....los colores amarillos del sol le habían pintado el rostro y el calor lo hacía ver mucho más gordo.

Hasta que una risa atravesó mi azul y el señor silencio abandonó la casa.

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Todos los menores no oyentes tienen derecho de aprender el español escrito como un su segunda lengua o idioma. Es obligación del Estado velar por que se cumpla dicha enseñanza como parte fundamental de su educación. El español correctamente escrito facilitará a los menores sordos el estudio en sus centros escolares. También debe crearse la carrera de Intérpretes para el lenguaje de señas Salvadoreñas y del Americano. Los intérpretes deben tener dominio y fluidez del lenguaje de señas, familiarización de la cultura de la comunidad sorda, agilidad mental, altos valores éticos y estar acreditados por los usuarios de sus servicios.

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